San Pedro Sula, Honduras – Nicaragua enfrenta altos costos de energía, mientras que Guatemala implementó un sistema de licitación pública internacional para la compra de energía desde hace 25 años, lo que le permite precios competitivos. En contraste, la población de Honduras sigue soportando altos precios por este servicio esencial.
Para entender el impacto de los apagones en la vida cotidiana, visitamos San Pedro Sula y conversamos con habitantes de zonas como Rivera Hernández, Ticamaya y la colonia Suazo Córdoba, así como con comerciantes de la colonia Medina y otras zonas del centro de la ciudad. En estos lugares, los cortes de energía eléctrica son frecuentes, afectando comercios, actividades escolares y labores domésticas. Los apagones, que pueden durar hasta ocho horas, afectan negativamente la economía, el suministro de agua y la seguridad.
Teresa Gómez, comerciante del barrio Medina, dijo: “No podemos trabajar durante los apagones, hemos tenido muchas pérdidas por eso”. Carlos Rodríguez, vecino del barrio Felipe Zelaya, agregó: “Nuestros niños no pueden estudiar bien porque no hay luz en la noche y eso afecta su rendimiento académico”.
La situación se agrava porque los circuitos de transmisión son los mismos, afectando a múltiples zonas de manera simultánea. Las pérdidas de transmisión se han mantenido en 3.5% debido al abandono de la red. La Empresa Nacional de Energía Eléctrica (ENEE) informó que hasta 2022 había un retraso en 25 líneas de transmisión necesarias y recientemente comenzaron a construir siete líneas, aunque se trata de proyectos a mediano plazo. En materia de distribución, desde septiembre se ha registrado una reducción de solo 1.61% en las pérdidas, con una proyección de reducción de 3% para este año.
Miguel Aguilar, presidente del Sindicato de Trabajadores de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica (STENEE), explicó que las fallas actuales son resultado de problemas acumulados. Durante el verano se eliminaron los alivios de carga y se suspendieron los mantenimientos preventivos y correctivos, lo que provocó cortes adicionales de energía de hasta cinco horas. La falta de mantenimiento y las lluvias han deteriorado aún más el sistema.
El reciente ajuste tarifario fue absorbido por el Gobierno para no afectar a los consumidores, pero ha causado problemas por estimaciones de consumo poco realistas. Efraín Rodríguez, expresidente de la Asociación Nacional de la Micro y Pequeña Industria de Honduras (ANMPHIH), dijo que el problema energético frena el crecimiento empresarial y provoca el cierre de comercios por tarifas abusivas.
Benjamín Zepeda, presidente de la Asociación Coordinadora de Consumidores y Usuarios de Honduras (Aconsumeh), destacó que, aunque el bono energético del gobierno ha ayudado a muchos, la falta de control ha propiciado el robo de energía en zonas pobres. La línea 115 de la Ley General de Protección al Consumidor está habilitada para denunciar abusos.
Analistas energéticos abogan por modernizar el sistema intercambiando excedentes de producción energética entre países de la región para asegurar un suministro estable. La crisis energética en Honduras se agrava por fenómenos climáticos y requiere soluciones integrales para evitar nuevos apagones y asegurar un suministro continuo.