San Pedro Sula, Honduras
El extorsión es el ilícito generado por la maras y pandillas que más ha enlutado a los hondureños. De 2010 a 2019, la extorsión se cobró la vida de 1.700 hondureños.
El sector transporte es el más afectado por la extorsión debido a la ola de delitos contra operadores de ese sector. Aproximadamente el 80 por ciento eran motociclistas, ayudantes y empresarios de ese rubro, según estadísticas de la organización no gubernamental. Asociación para una sociedad más justa (ASJ).
La incidencia de asesinatos en el sector transporte no se reduce porque en lo que va de 2023, 52 automovilistas y asistentes han sido asesinados y pandilleros han quemado ocho unidades de diferentes empresas.
En el caso del transportistas Lo que hacen es que les envían un celular en una bolsa en la que hay una nota con instrucciones para que se comuniquen y también les dejan una bala a modo de mensaje amenazante. Para intimidar a los transportistas, estas organizaciones criminales también disparan contra ellos con el objetivo de intimidarlos para que accedan a sus demandas.
Extorsión por nómina
Pero la extorsión también afecta a las empresas. Se estima que los hondureños pagan aproximadamente 737 millones de dólares (más de 18.000 millones de lempiras) al año.
Los grupos delictivos organizados han cambiado su forma de operar en la recolección de extorsiónPrimero fue en efectivo, cosa que todavía hacen, ahora también lo hacen a través de billeteras electrónicas, depósitos bancarios, rifas clandestinas, uso de mensajería, compras forzosas y préstamos clandestinos.
El miembros de pandillas Hacen listas de los negocios que están en jurisdicción y les envían notas extorsionadoras o les envían mensajes.
Cuando la extorsión se cobra en efectivo, un pandillero con rango en la estructura nunca va, sino que envían a niños, mujeres o utilizan taxistas para traer el dinero.
Ambos pandillas Manejan libros contables en los que está estipulada la cantidad de dinero que van a cobrar en una fecha determinada y ya está registrada dentro de la estructura criminal.
Quienes cobran dinero de extorsión deben presentar cuentas claras y, si no lo hacen, se enfrentan a la pena de muerte.